6.8.11

antisilencio y ruido necesario : : ISLANDIA


noticia extraída de alasbarricadas.org (http://www.alasbarricadas.org/noticias/?q=node/9355)

Resumen de las acciones que se están llevando a cabo en Islandia, donde la crisis capitalista está golpeando con una mayor dureza a la clase trabajadora.
 
La crisis que está golpeando al capitalismo mundial lo ha hecho especiamente en Islandia. Los tres bancos principales han sido nacionalizados, pasando de esta manera su deuda sobre la espalda de la gente. Esta ha ido perdiendo los ahorros de su vida, los créditos se han encarecido y están llegando al cielo. 200 personas han perdido su trabajo, y cada día de noviembre más y más gente se enfrenta a la amenaza de perder sus casas.
La gente se está enfadando, y algunos desean la vuelta a la "antigua" prosperidad, mientras que otros, y esperamos que la mayoría, se están percatando de lo que realmente supone el capitalismo. Más y más gente se está levantando contra la corrupción y demandan una nueva forma de sociedad -sociedad de justicia. Pero todos los días el gobierno demuestra que su objetivo principal es salvarse el culo a sí mismo y a sus amigos. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha concedido un crédito, y esto lo más probable es que tenga las consecuencias que ya son comunes: la privatización de servicios públicos como la sanidad y la educación, y la destrucción aún mayor de la naturaleza islandesa.
Manifestaciones semanales
Desde hace más de dos meses la gente se ha encontrado cada semana en un parque enfrente del parlamento. Las primeras protestas exigían que el gobierno "rompiese su silencio" acerca de la situación actual. La gente estaba cansada de que ni siquiera se le informase de lo que ocurría y de lo que hacía el gobierno.
Pero pronto la gente se dio cuenta de que no era suficiente con pedirle al gobierno que informase, así que las protestas reflejaron una demanda algo más profunda: la dimisión del gobierno y nuevas elecciones tan pronto como fuera posible. El gobierno ha hecho caso omiso a esta demanda y ha conseguido que la gente se enfade aún más.
Los anarquistas y los izquierdistas radicales acuden a la mayoría de las protestas, pero no contra la situación económica, ni para pedir soluciones al gobierno, ni para pedir nuevas elecciones, ni para pedir a ningún miembro del gobierno o del parlamento o a cualquier otra institución oficial que haga algo para "solucionar" la crisis que estamos sufriendo. Sino para extender la información anarquista y anticapitalista entre la gente, analizar el problema de la autoridad y el capitalismo y para animar al resto de islandeses a emplear la acción directa contra las fuerzas de la corrupción.
Quema de banderas del banco y "ahorcamiento" de un capitalista
Durante una concentración enfrente de la oficina del primer ministro a finales de octubre, se quemaron las banderas de dos bancos islandeses. Un grupo de anarquistas, probablemente el mayor en la historia de Islandia en ese momento, gritaron consignas anarquistas, apuntando al capitalismo como el problema real. Hasta ese momento, Capitalismo parecía ser una palanbra tabú entre los manifestantes. La quema de la bandera captó el interés de los medios extranjeros como la CNN, que publicó la noticia en su informativo e la noche. Algo así no ocurría en Islandia desde hacía mucho tiempo.
Una semana más tarde, una gran manifestación recorrió el centro de Reikiavik, exigiendo la dimisión del gobierno. Los anarquistas, que han ido creciendo en número y fuerza cada semana, se unieron a la marcha con pancartas, banderas negras, panfletos sobre la acción directa y consignas anarquistas. Mientras otros manifestantes coreaban "abajo el gobierno", los anarquistas gritaban "gobierno nunca más".
Cuando la manifestación llegó al parque donde se dan discursos cada semana, un grupo de gente se subió a una valla y colgó un muñeco representando a un capitalista. De nuevo los medios extranjeros mostraron a todo el mundo lo que se estaba cociendo en Islandia.
Al lado del parque, un grupo de Food Not Bombs lleva los últimos 8 ó 9 meses repartiendo comida los sábados. La actividad de Food Not Bombs ha surtido su efecto en los paseantes de Islandia, que cada vez se sienten más interesados en soluciones alternativas a los problemas del capitalismo.
El gobierno es un cerdo sucio y barato
Durante una manifestación, el sábado 8 de noviembre, un anarquista subió a lo alto del parlamento y colgó una bandera de Bónus, el supermercado más barato de Islandia. El mensaje estaba claro, ya que la marca del supermercado es un cerdo: "El gobierno es un cerdo sucio y barato". Al contrario que en otras manifestaciones, la gente celebró esta acción y cantó "¡El gobierno es un cerdo sucio y barato!"
En poco tiempo cientos de manifestantes rodearon el parlamento para ayudar al anarquista a huir de la policía, que ya había detenido a un compañero suyo. Tras un pequeño encontronazo con la policía, la gente logró ayudar al hombre-bandera (como se le llamó después) a bajar al suelo. Uno podía sentir que algo había cambiado en el aire.
Detención ilegal
Menos de una semana más tarde, el viernes por la noche, la policía detuvo al hombre-bandera. Estaba en medio de un “viaje de investigación” al parlamento, organizado por su universidad, cuando algunos funcionarios lo reconocieron y llamaron a los cerdos.
Al chico lo habían detenido hace dos años, por una acción enmarcada en la campaña ecologista “Salvemos Islandia”, en protesta por la construcción de una gran presa, Kárahnjúkavirkjun, en las montañas del este. Por esta acción lo condenaron a pagar una multa, pero se negó a pagarla y a cambio insistió en estar en la cárcel durante 18 días. Pero tras sólo cuatro días, lo “liberaron” por falta de espacio en la prisión.
En este caso la policía afirmó que el chico tendría que cumplir los 14 días que le faltaban de cárcel. El hecho es que aunque no se permiten este tipo de sentencias, en este caso se han saltado la reglamentación.
Para la gente, lo que pretende la policía es quitarse de en medio a un activista que podría tomar parte en más acciones durante las manifestaciones que se iban a dar las semanas siguientes. Así que al día siguiente, durante la protesta en la que participaron unas 10.000 personas, se anunció una nueva manifestación enfrente de la comisaría, para el mismo día.
Disturbios en la comisaría
500 personas acudieron a la comisaría a exigir la liberación del activista. Pasado un rato, no se vio ninguna posibilidad de que fueran a liberarlo. La protesta se fue calentando y pronto la gente empezó a romper ventanas de la comisaría y al final lograron romper la puerta. Un grupo de gente entró en la comisaría. Los agentes de policía los recibieron con spray de pimienta, sin haberlo avisado.
En este momento la protesta se calentó aún más, se lanzaron huevos y pintura roja a la comisaría y a los policías antidisturbios, que ahora formaban una cadena enfrente del edificio. Los policías atacaron con sprays de pimienta a una buena cantidad de manifestantes. Incluso, a la madre del hombre-bandera y a unos jóvenes menores de unos 16 años. Al final, un desconocido pagó la libertad del activista. La gente lo recibió como a un héroe. Él lo agradeció, pero animó a los manifestantes a emplear su energía en algo más: ¡la revolución!
Invasión del Banco Central
Una semana después de los disturbios en la comisaría, la protesta semanal fue algo más caliente que lo normal. La gente esperaba que ocurriera algo el lunes, 1 de diciembre, el día que se celebra la soberanía de Islandia
El 1 de diciembre solía ser un día festivo en Islandia, pero hace un par de años el movimiento proletario renunció a este derecho. Se animó a la gente a que este “1 de mayo” no pagase sus facturas, ni se presentase en el trabajo, y acudiese a un gran mitin en una colina cercana a las oficinas gubernamentales y el Banco Central. Hubo pocos discursos, y la mayoría de ellos tenían un tinte nacionalista al que los radicales contestaban con la consigna: “¡No nacionalismo, solidaridad internacional!
Una vez que el mitin fue oficialmente clausurado, se dieron más acciones radicales en la calle. De repente, un gran grupo de gente marchó hacia el Banco Central y entró por la puerta principal.
La entrada estaba completamente llena de gente gritando y exigiendo que David Oddsson, el presidente del Banco Central, y antiguo primer ministro, dimitiera. Había poca policía cerrando la segunda entrada, y la gente les gritó, preguntándoles en qué equipo estaban, y animándoles a unirse al público, dejar la entrada y permitir que la gente entrase. De repente la policía permitió la entrada, y la gente se animó y abrió la puerta.
¿De nuevo spray de pimienta?
La segunda entrada se llenó tanto como la principal, pero detrás de las grandes puertas de cristal había antidisturbios formando una cadena de unos 30 cerdos, armados con escudos, porras y sprays de pimienta. De nuevo, en vez de hablar con la gente, los cerdos comenzaron a agitar sus botes de spray. Los usarían en el momento que vieran que la gente no abandonaba el edificio.
La gente empezó a golpear la puerta, gritando consignas contra el Banco Central y la policía. Tras un momento, cuando un oficial de la policía había ya amenazado varias veces con usar el spray de pimienta, la gente decidió sentarse pacíficamente y no levantarse hasta que David Oddsson dimitiera. La acción duró unas horas y tuvo su pico cuando la gente se levantó, con las manos arribas mostrándose desarmados y retó a la policía a irse, abrir las puertas y dejarles entrar para sacar a Oddsson.
Cuando quedó claro que Oddsson había abandonado el edificio los manifestantes hicieron una oferta a la policía: los antidisturbios abandonarían y entonces ellos saldrían del edificio. Unos 30 segundos más tarde, los cerdos retrocedieron y la gente profirió gritos de júbilo por esta “victoria”.
En el parlamento
Una semana más tarde, el pasado lunes 8 de diciembre, 30 personas entraron en el parlamento de Islandia, llegando al balcón donde puede uno sentarse legalmente, ver y escuchar lo que ocurre. El grupo gritó que el parlamento ya no servía y que el gobierno, por lo tanto, debía dimitir de inmediato. Además, instaron a los demás diputados a dedicarse a algo más constructivo.
Tan solo dos personas llegaron al balcón y exigieron a los diputados y ministros abandonar el edificio. Rápidamente fueron reducidos brutalmente por un oficial de policía, mientras otros cerdos retenían en unas escaleras al resto del grupo. Se pospuso la sesión parlamentaria y todos los diputados abandonaron la sala.
Mientras tanto los guardias de seguridad y los policías trataban brutalmente a los manifestantes. Acabaron deteniendo a 7 personas, acusando a la mayoría de allanamiento de morada. Pero, como ya afirmamos antes, está permitido que cualquiera entre en el balcón del parlamento.
Una reunión del gobierno, retrasada por una cadena humana
La mañana siguiente, 30 personas se habían reunido enfrente de la oficina del primer ministro, donde se suponía que se iba a celebrar una reunión del gobierno. Se formó una cadena humana, bloqueando las dos entradas de la casa. Cuando los ministros comenzaron a aparecer, la policía se dispuso a romper la cadena. La gente resistió duramente y leyó un comunicado.
El comunicado decía que el objetivo de la acción era “evitar que los ministros entrasen en la casa y, de esta manera, evitar el abuso de poder. El dinero ha controlado a la gente a costa de sus derechos y las autoridades y sus colegas han manipulado las finanzas para su propio beneficio. Esta manipulación no ha dado lugar a una sociedad justa, en un mundo justo. Ha llegado el momento de la acción, porque una sociedad justa no sólo es posible, sino que es nuestro deber luchar por ella.”
Con ayuda de la policía, todos los ministros lograron entrar, pero oyeron el comunicado y estuvieron bajo la presión de los medios. No estaban preparados para las preguntas y, por lo tanto, no quedaron muy bien ante las cámaras. La reunión del gobierno se demoró debido a las acciones.
Dos manifestantes fueron arrestados, uno de ellos por cruzar la línea policial y el otro por sentarse enfrente de un coche de policía, que iba a llevar al primer detenido a comisaría. Más gente se sentó en la calle y a la policía le costó un buen rato salir de allí. Sólo cuando un oficial de policía dio la orden de “conducir y punto”, el conductor cumplió la orden y casi atropella a dos personas.
Uno de los periódicos más grandes de Islandia, DV, informó acerca del brutal comportamiento de la policía. El reportero y el fotógrafo del diario fueron ambos atacados por la policía. Además, vieron cómo un policía golpeaba a un manifestante en la cara, mientras yacía sobre el suelo. La mayoría de periódicos no informaron en absoluto de lo ocurrido.
Una web conservadora, Smugan, hablaba de un oficial de policía a quien le preguntaban los manifestantes si habría defendido a Hitler. Su respuesta fue muy clara: “Sí, si hubiera sido mi deber.”

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